Hace algunos a–os, un desconocido salv— a la autora de este libro y a su esposo de morir en su auto, que hab’a quedado atrapado en una carretera invadida por la crecida de un r’o, en Veracruz. Ese desconocido ten’a una apariencia convencional: era bajito, ten’a bigote, vest’a pantal—n de mezclilla. Ya a salvo, ella dictamin—: Òera unangelÓ.