Un camino revolucionario para alcanzar la verdadera felicidad
Podemos pagar a otros para que limpien nuestra casa, nos hagan la declaraci—n de la renta, nos ense–en inglŽs o nos operen. Podemos permitirnos un buen masaje, incluso sexo o un viaje psicodŽlico con drogas para conseguir un atisbo de eseextasis que se nos antoja resbaladizo en la vida diaria. Podemos conspirar y manipular para prosperar en la empresa y acceder a puestos de poder con el fin de que nos obedezcan. Pero nadie puede hacernos felices, porque ese es un estado que ni se compra ni se alcanza a travŽs de los dem‡s.