Esa es la palabra que Danny había visto en el espejo. Y, aunque no sabía leer, entendió que era un mensaje de horror.
Danny tenía cinco años, y a esa edad poco niños saben que los espejos invierten las imágenes y menos aun saben diferenciar entre realidad y fantasía. Pero Danny tenía pruebas de que sus fantasías relacionadas con el resplandor del espejo acabarían cumpliendose: REDRUM... MURDER, asesinato.