Donna Tartt ha puesto al d’a las reglas de los grandes maestros del siglo XIX, siguiendo a Dickens pero tambiŽn a los personajes de Breaking Bad, para escribir El jilguero, probablemente el primer cl‡sico del siglo XXI. El jilguero ha sido galardonada con el Premio del C’rculo de Cr’ticos Nacional del Libro en 2013 y con el Premio Pulitzer a la mejor obra de ficci—n en 2014. Al empezar El jilguero vamos enfocando una habitaci—n de hotel en Amsterdam. Theo Decker lleva m‡s de una semana encerrado entre esas cuatro paredes, fumando sin parar, bebiendo vodka y masticando miedo. Es un hombre joven, pero su historia es larga y niel sabe muy bien por quŽ ha llegado hasta aqu’. ÀC—mo empez— todo? Con una explosi—n en el Metropolitan Museum hace unos diez a–os y la imagen de un jilguero de plumas doradas, un cuadro esplŽndido del siglo XVII que desapareci— entre el polvo y los cascotes. Quien se lo llev— fue el mismo Theo, un chiquillo entonces, que de pronto se qued— huŽrfano de madre y se dedic— a desgastar su vida: las drogas lo ara–aron, la indiferencia del padre lo ceg— y sus amistades le condujeron a la delincuencia. Su historia tuvo la ocasi—n de llegar a su final, en el desierto de Nevada, pero no. Al cabo de un tiempo, otra vez las calles de Manhattan, una peque–a tienda de anticuario y un bulto sospechoso que va pasando de mano en mano hasta llegar a Holanda.