Edmond Rostand adquiri— fama internacional con Cyrano de Bergerac (1897), una brillante obra en verso basada en la vida de un personaje real que se ha convertido en un cl‡sico teatral. Durante un siglo su personaje -un infortunado poeta con una nariz descomunal- ha entrado en el reducido Olimpo literario de las criaturas de ficci—n que se han convertido en referencias universales de tipos humanos. S—lo que Cyrano de Bergerac fue m‡s que una ficci—n: fue un hombre de carne y hueso. No fue un gran poeta, pero su nombre es uno de los emblemas de la literatura francesa. No fue un gran guerrero, pero su espada result— temible.