Aidan Storey creci— en Dubl’n feliz y rodeado de su familia y de sus amigos del barrio. Pero hab’a una gran diferencia entre Aidan y sus amigos: Cuandoel se quedaba solo, losangeles lo visitaban. Sin temor alguno a los bellos esp’ritus luminosos que velaban porel, no fue hasta mucho m‡s adelante en su vida cuando Aidan se dio cuenta de que no todo el mundo pod’a ver a losangeles, ni ten’a su mismo don excepcional para la curaci—n.