A Enrique le encantaban los libros, pero no como a ti y a m’. No. Para nadaÀ Le gustaba comŽrselos, al principio s—lo com’a una palabra, luego una oraci—n y por ultimo un libro entero, se los com’a por el placer de comer y de aprender, le encantaba comerse toda clase libros; novelas, diccionarios, libros de historia, pero los rojos eran sus preferidos, mientras m‡s com’a, m‡s listo se volv’a, con decirte, que era m‡s listo que sus profesores. Pero un d’a, comenz— a comŽrselos todos sin digerirlos y ah’ empez— su grave problema, de repente se sinti— enfermo y ya no era tan listo como antes, muchos le aconsejaron que no comiera y as’ lo hizo. Un d’a, casi por accidente, encontr— un libro a medio comer y en vez de llev‡rselo a la bocaÀ ÀTu que crees que hizo? Lo empez— a leer, y as’, Enrique descubri— el placer de la lectura. Es un libro recomendado para grandes y chicos que comen libros y no digieren lo que leen, adem‡s plantea el eterno dilema de si los libros deben leerse por su gus ...