Hay personajes que parecen haberse invitado a s’ mismos; o tal vez ser’a mejor pensar que existen por s’ mismos y se inmiscuyen en la imaginaci—n de algun escritor descuidado o cuyas defensas psicol—gicas son tan precarias que se convierten en "mediums" de algunos de esos arquetipos de la mente colectiva. As’ es Don Juan Tenorio, un fantasma p’caro y vanidoso que se cree seductor de mujeres y en ello finca su orgullo y su trascendencia.