Nada puede curar al jovenalex de una extra–a enfermedad. salvo los Hechizos Perdidos, la parte m‡s peligrosa del Libro de los Muertos egipcio. Y cuando la madre dealex, egipt—loga en el Museo Metropolitano de Nueva York, los utiliza para salvar a su hijo, abre una puerta que lleva siglos cerrada. Una puerta que jam‡s debi— abrirse. Una puerta que ha cedido el paso a los m‡s peligrosos esp’ritus egipcios: los caminantes de la muerte.