Nueva York, vista desde el suelo, es una ciudad ca—tica, en el mejor y el peor sentido de la palabra. Una incre’ble mezcla de gentes que hablan y visten de maneras distintas, un lugar en el que resulta imposible realizar los agradables paseos que pueden darse por ciudades europeas como Par’s, Venecia o Roma. Nueva York, o m‡s exactamente Manhattan, es, en el fondo, una gran acumulaci—n de coches, taxis, camiones y autobuses que forman parte de la Çcultura de la congesti—n urbanaÈ tal como la describi— el arquitecto Rem Koolhaas en su libro sobre Nueva York, Delirium.