Zahra es una veinteañera con mucha personalidad y carácter, que nunca pierde la sonrisa y con el gran sueño de diseñar montañas rusas. Rowan, un niño rico sobre el que recae una condición para heredar su parte del imperio de su abuelo: gestionar el parque de atracciones. Aunque ael le saque de quicio el carácter optimista y despreocupado de Zahra, no podrá evitar sentir una atracción irresistible. A pesar de que ella deteste a su jefe por su fría mentalidad de negocios, poco a poco irá enamorándose de la persona que hay tras la fachada.