Si bien es cierto que Samaniego adquiri— merecido renombre como fabulista, hay otra faceta suya no tan conocida: escritor de cuentos libertinos. Estos cuentos, que le llegaron a causar problemas con la Inquisici—n, fueron escritos para amenizar las reuniones con sus amigos y de este modo comenzaron a circular copias de mano en mano, que se han podido conservar y editar bajo el t’tulo de Jard’n de Venus, aun cuando Samaniego hab’a mandado quemar los originales a la hora de su muerte.