Manuel y Federico no son nombres de tornado, aunque bien podr’an serlo porque all‡ por donde van arman un buen alboroto y consiguen sacar de quicio a todo el mundo. Abuelo y nieto se ven involucrados en las aventuras m‡s disparatadas, ya sea en un teatro, en un camping, en una clase de musica o en un barco rumbo al Camerun. Por donde pasan, nada vuelve a ser lo mismo.