De camino a casa luego de una conferencia, el auto de Don Piper fue aplastado por un cami—n que se cruz— de carril. Los paramŽdicos lo declararon muerto al instante. Mientras su cuerpo yac’a inerte entre los hierros retorcidos de su auto, Piper vivi— las glorias del cuelo, maravillado ante su belleza y la musica.
Noventa minutos despuŽs del accidente, mientras un ministro oraba porel, Piper volvi— milagrosamente a la vida en la tierra con solo el recuerdo de la inexpresable dicha celestial.